- Cuando te despiertes habrá sido todo un mal sueño.
La charla continuó por largo rato. Ella me contaba que tenía un novio en su país…no, no se llamaba Antonio, pero el nombre en ese momento me interesaba poco y nada. Siguió comentándome cosas de su querida Austria, de los Alpes, de su universidad y de sus 2 años y medio de noviazgo feliz mientras me peleaba con el broche de su corpiño en mi habitación. Descubrimos, pasado el primer asalto, que la pieza no era exclusivamente nuestra. Para colmo yo tenía la cama de arriba de la cucheta, y el testigo oculto dormía en…la de abajo. (Con el zamba de Italpark habrá soñado el flaco)
- No vemos.
- Dale. Que sigas bien.
- Pero, decime, aguanta el platanazo?
- Com certeza. – afirmaba Ge moviendo la cabeza de arriba abajo como los muñecos de perros de los autos.
- Hola – nos saluda levantando la mano.
Cuando nos abrazamos en un eufórico “EEEEHHH!!”, Gegé y Julio no entendían nada. Serán esas casualidades, que la simpaticona austriaca vino a parar al mismo lugar que Ge? Impecable suerte la mía.
Ok, puede que la segunda jarra de cerveza en esa noche, donde éramos ella y yo nomás, haya sido la causante de que su flatmate de la pieza de al lado tuviera un par de ojeras al día siguiente y una mirada hostil hacia nuestras personas. Yo qué culpa tengo que las paredes en este país se construyan con cartón coarrugado?!
Fue un día que, en medio del asunto, explotó en llanto.
- Qué pasa?
- Nada.
- Dale, no jodas. Fui yo? – tampoco que tuviera una cosa del otro mundo…o algo tan diminuto que le diera lástima. Promedio, ni fú ni fá, el resto es laburo fino. Vos me entendés.
- Estoy pasando un momento de mierda. – arrancó.
- Con qué?
- Mi novio. – Ap!, mirá lo que me venía a desayunar.
- Qué pasó?
- Desde que estoy acá no deja de decirme cosas horribles, mandarme mensajes al celular, tratarme como si fuera una basura.
- Un tipo macanudo.
- Si me vas a tomar para la joda no te digo más nada!! – se calentó mal.
- No no no! Pará! Tranquila. En serio…contame.
Respira.
- Siempre fue medio inseguro, y con esto de la distancia se empeoró todo. No sé qué decirle…cómo tratarlo. Nos pasamos horas hablando y me grita… – hace una pausa - Dice que él está mal y que es mi culpa que él esté así.
- Tu culpa?
- Es que no tiene amigos, está solo allá.
- Y vos qué tenés que ver con todo eso? – ya me estaba alterando.
- Nada…
- Entonces? Para qué estás con él?
- Porque lo amo. – (¡¿?!) Hay amores que nunca voy a entender.
- Ok. – trato de ser catedrático y empezar a establecer las variables del problema - Tiene motivos para estar inseguro? – pregunta bastante pelotuda si consideramos el estar en pelotas y encima de ella.
- No. – no sé si era la respuesta que esperaba – Él me fue muy infiel. Fuimos y vinimos miles de veces. Me mentía, decía que no estaba con nadie más, que eso era antes de que tuviéramos una relación seria…Pero desaparecía ciertas noches o encontraba mensajes de minas en su celular.
- Por qué seguiste?
- Porque cuando está bien la pasamos bárbaro. Me río mucho, compartimos cosas…qué sé yo. Es un buen tipo. – A esta altura tu computadora cerebral disparó una pantalla azul por intentar redefinir los términos de bueno y malo? Yo tengo que reiniciar, bancame un toque.
- Y cuando está mal?
- Nada…Son ataques de celos...Grita, revolea cosas. Yo sé que no soy una persona fácil. – La miraba pensando cómo podía ser tan resuelta hacia fuera y, a la vez, tan sumisa y vulnerable de la puerta para adentro.
- Un día me cansé y empecé también a hacer la mía. – continuó.
- Pero, para qué? Qué sentido tiene? – sólo a mí se me ocurre intentar encontrarle lógica a semejante disparate.
- Porque no me iba a quedar como una idiota esperándolo todos los días. – Auto justificación Módulo II, ejercicios prácticos.
- Viene a principios de Mayo. – me dice.
- Quién?
- Mi novio.
- Qué?! Me estás jodiendo.
- Antes de volverme, la idea era que viniera para vacacionar juntos.
- Se están matando todos los días y piensa venir igual?
- Sí. – como ida, continúa - Tengo que hacer las reservas de los hoteles, contratar el auto, ver los lugares para ir en el norte y en la isla sur.
- Te estás escuchando?
- Qué?
- Nada.
Durante los días que sucedieron me pregunté en qué andaría, de ese bizarro viaje con su vaya-a-saber-qué y de los mosqueteros diezmados de ahora en más. Nada tenía respuesta.
- Hola!...- atiendo emocionado y me corto en seco al escucharla - Estás bien? – estaba llorando.
- Hola… - se escuchaba su voz como con eco.
- Dónde estás?
- En el baño.
- Eh?! Qué hacés ahí?
- Empezó a gritar…a tirar cosas, a decirme que yo era lo peor que le había pasado en la vida…que era una mierda…le pegaba a la pared, sacado…me quise ir, pero no me dejaba salir de la habitación.
- Te pegó?
- No, pero tengo miedo…me encerré en el baño. No sabía que hacer.
- Está ahí?
- Salió. Se fue como loco.
- Ok, tranquilizate. No va a pasar nada…………Hola? – no la sentía.
- Volvió. – me dice en voz baja.
- (…Puta madre…) Escuchame…calmate. – pensaba qué carajo decir y no se me ocurría nada.
- HOLA!!! HOLA!!!!! – escuchaba los gritos de ella y no me hablaba.
- Ayudame! – me suplicaba…Qué mierda podía hacer a 800Km de distancia?!
- Llamá a la policía……me escuchás?!
[PUM PUM PUM PUM!!! - ABRI TE DIGO!!!]
- Tengo miedo... – me decía temblando del otro lado. Yo con una impotencia bárbara.
- Escuchame!...cortá y llamá a la policía! HOLAA!!!!!
Los golpes cesaron.
- HOLAA!!!!!!!!! – gritaba al teléfono pero nadie me respondía.
Estaba afuera de la casa del ponja, por mis gritos sale Julio:
- Qué pasa?
- El novio se volvió loco.
- Qué?!
- No sé qué carajo hacer.
Julio me mira serio sin decirme nada, preocupado.
- Estoy bien…estoy bien. – escucho su voz de nuevo.
- Cómo? Qué pasó?!
- Nada, nada…está todo bien. Está llorando. - lo escuchaba llorar como un nene.
- Vos estás bien?!
- Sí sí, no te preocupes. Está mal.
- Dejá de hablarme de él? Andate de ahí, ese flaco es un peligro!
- No, no…Está mal. Está llorando, pobre. – me decía angustiadísima.
- Pobre?...Pedazo de hijo de puta!!!…pobre?!
- Gracias por escucharme…en serio. Disculpame que te haya llamado a esta hora, sí?
- Esperá! Qué vas a hacer?
- Hablamos mañana, chau. – y me cortó.
- Qué pasó? – me pregunta Julio.
- No sé, macho…ya no sé.
Al día siguiente no hablamos. Esperaba algún mensaje de texto, aunque sea, pero no pasó. A la noche le mando yo, impaciente por tener noticias.
Llega el viernes, me encuentro con Julio y me dice:
- Vas a ir el Domingo a la fiesta despedida?
- Qué fiesta?
- No te llegó el mail? Vuelve el Domingo y quiere que nos juntemos todos para despedirnos de ella porque el Lunes toma el vuelo a Austria.
- No, ni chequeé. – era el colmo, mi cara de orto lo decía todo.
- No seas boludo, vamos.
- Sí sí, está bien. – sin estar muy convencido - Ge va?
- Seguro.
- Ok.
Lindo momento, tener que verle la cara a ese tarado en una pantomima de pareja feliz junto a ella. Todavía no entiendo porqué se me fue tanto de las manos la cosa…o sí?
Domingo, concentrado en que no tenía que hacerme cargo de la boludez ajena, fui más relajado, dispuesto a caretearla con mi mejor personaje fayuto. Al llegar, para mi sorpresa, él no estaba.
- Y tu novio?
- Ni me hables. Estuvimos discutiendo y decidió no venir.
- Mejor. –Me salió sin pensarlo. Las 2 chicas que estaban ahí y no me conocían tanto me miraron sorprendidas. Ella continuó con la charla como si nada.
- El sur está bárbaro – le contaba a una de ellas – hay unos paisajes que no podía creer. - Bla bla bla bla.
La hora se pasaba y ni Ge ni Julio aparecían. Como buenos latinos, su puntualidad los demoró 1 hora y media. Yo había sido el degenerado que, por primera vez, había llegado a horario.
Me voy a fumar afuera con ella. No pude evitar preguntarle:
- Cómo estás?
Me mira sabiendo que no podía evadir. Baja la mirada.
- Mal. El viaje fue una pesadilla. Discutimos todos los días.
- Cómo aquella noche?
- No, por suerte no. Pero por momentos, casi.
Podés decirme pelotudo, tarado mental, flojo, lo que quieras…Pero yo quería estamparle un beso y abrazarla. Las miradas que nos cruzamos tenían esa tensión inevitable de los encuentros furtivos y las buenas anécdotas vividas.
Suerte que no intenté nada porque apareció el quía en medio de nuestra charla.
- Hola. – Le dice ella sorprendida. – Él es…
- Sí, ya sé, te ví en facebook – me dice él.
- Hola, qué tal? – le doy la mano.
Copado, ya me tenía calado...Y, boludo no era… También, en un álbum de 12 fotos aparezco como 6 veces, y varias de las cuales abrazado a ella. No hay que ser Mandrake para sospechar algo.
Nos sentamos en la mesa. El flaco pide una botella de vino. De repente, las otras 2 chicas se paran para ir a fumar. Las sigo, no me iba a quedar ahí como un goma. Actitud más que evidente la mía, si consideramos que habíamos entrado con ella y el novio hacía 3 minutos y medio.
Llegan Julio y Ge. Menos mal!
El flaco macanudo…eso era lo peor. Con todo lo que había pasado y al estar ahí charlando con este flaco tan ameno, de nuevo se me disparó la pantalla azul…me cagué en las patas, pensé que te tenía que formatear. Pero volví a arrancar luego de 2 reiniciadas y un par te de golpes.
Yo estaba quebrado financieramente y el hijo de puta que seguía pidiendo botellas de vino. La despedida me iba a salir bastante cara. El chavón me servía una y otra vez… y yo le entraba, no iba a decir que no, por lo menos, entonado, iba a pasar mejor el rato.
Hubo momentos medios chotos donde era evidente que habían discusiones entre ellos. Él ya estaba bastante borracho y se le notaba, no podía disimular su cara de culo (Mr. Hyde empezaba a asomarse por sobre el Dr. Jekyll). Hasta que, promediando la noche, se va. (Lo bueno es que dejó paga la cuenta, je)
- No me importa. – dice ella.
Suena su celular. Mensaje de texto.
- Jm! Me dice que ni me gaste en volver al hotel.
- Eh? Qué vas a hacer?
- Nada, voy a volver. No tengo otra, están mis valijas ahí… Pero lo voy a hacer a la hora que quiera. Puedo ir a tu casa?
Vos, macho Argento, le dirías que no?
Ya estaba en el horno. Última noche: que sea lo que sea.
Nos tomamos un taxi. Eran alrededor de las 12. Con sigilo entramos a mi casa. Mis flatmates (dueños de casa) dormían en la habitación contigua y era la primera vez que llevaba a una mina, así que, teniendo la experiencia de la flatmate de ella, me empecé a preocupar por mi futuro en ese flat.
- Te puedo pedir un favor?
- Sí.
- La cosa…digo…podría ser sin tanto alboroto? No quiero quedarme sin hogar.
- Sí, no te preocupes. – se cagaba de la risa.
Pero, afortunada coincidencia, no había nadie. Relajadísimos sonoramente, nos encargamos de perturbar la quietud de la noche. Ambos nos olvidamos del susodicho y nos disfrutamos como si fuéramos sólo nosotros. Me volvió a sonreír con esa mirada despejada y me rendí sin oponer demasiada resistencia.
- No quiero saber más nada. – me dice - Se acabó.
- Es lo mejor que podés hacer.
- Sí, pero tengo que viajar mañana con él 36 horas en el mismo avión!
- Es el último esfuerzo…pensalo como si estuvieras durmiendo: Cuando te despiertes habrá sido todo un mal sueño. No más torturas psicológicas, no más llantos ni bancarte a semejante pelotudo…ok? – quería confiar en ella, en que iba a poder rehacer su vida más allá de su pasado y su presente. Que encararía las cosas con esa alegría y franqueza que me mostró espontáneamente.
- Sí – me dice lagrimeando – Te voy a extrañar, sabés?
- Yo también.
Sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos. Su celular empezó a sonar.
- Hola! – atiende, pero cortaron. Era él.
- Qué hora es? – pregunto dormidísimo.
- Las 4! Me tengo que ir! – sale disparada de la cama y empieza a vestirse.
El celular de nuevo. Cortaba cuando atendía.
- Qué hincha pelotas este flaco!
- Me pedís un taxi?
- Sí, todo bien… Estás segura de que querés volver al hotel?
- Sí, sí. – No discutí. Era al pedo.
El celular una y otra vez.
De repente empieza a sonar el mío. Lo agarro sorprendido y cortan al toque. No tenía ese número en mi agenda.
- Es él – me dice asustada.
- Eh? Cómo consiguió mi teléfono.
- No sé, me lo habrá sacado a mí.
Escucho que en el living de arriba empieza a sonar el teléfono de la casa. Esto ya no me gustaba.
Atendía puteando, pero me cortaban.
- Me chupa un huevo que sea tu novio, llamo a la policía!!
- No no!
- Mirá lo que está haciendo?! Te parece normal?!
- No…
[PUM PUM PUM PUM!!!]
La puerta de entrada.
- Quedate acá. – Le digo.
Voy despacio.
- QUIEN ES?!
[PUM PUM PUM PUM!!!]
- Flaco, dejá de hinchar las pelotas o llamo a la cana!
[PUM PUM PUM!!!!]
- Me escuchaste? Rajá de acá o llamo a la policía, pelotudo!
Los golpes cesaron. Estaba a un centímetro de la puerta. Me apoyo con cuidado para tratar de sentir el sonido del otro lado.
[Silencio]
[PRRAAAAMMMM!!!!!]
Escucho romperse la ventana de mi pieza! Voy corriendo. El flaco la tenía agarrada de la pierna. Ella lo patea y logra zafarse, la tomo del brazo y salimos corriendo hacia arriba. Tomo el teléfono del living…estaba muerto. Los celulares habían quedado en la habitación.
- Tranquila. – Como si yo lo estuviera...Busco a mi alrededor algo con que golpear. Abajo escuchaba los ruidos del flaco entrando. Agarro un adorno bastante macizo.
Silencio de nuevo. Ella respiraba agitada.
- Quedate acá. – le susurro al oído.
[Silencio]
- Tus amigos nos dijeron que alguien entró a robar y te golpeó cuando justo fuiste a tu habitación.
- Qué?... Y ella?
- Está bien. Se fue con el novio. Estaban preocupados, pobres, se quedaron hasta que llegó la ambulancia.
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