Hace casi 2 años había tomado la decisión de inmigrar para hacer una experiencia de vida. Todas grandes decisiones implican grandes emociones. Emociones que acarrea la incertidumbre, el miedo, la soledad, el desafío, la aventura por venir, los sueños, las frustaciones, el orgullo de haber seguido las convicciones y tantas cosas que se entermezclan en un solo cuerpo.
Es un paso muy grande entre el pensar y hacer, entre el decir y hacer. Cuando todo en nuestra cabeza se articula de manera positiva o negativa sobre una idea, tomar la decisión y ejecutarla es otra instancia totalmente distinta. La idea es un mero abstracto, una construcción mental que reside sólo en nuestra cabeza, que, en definitiva, no existe.
Nada es 100% seguro, y creo que las decisiones en la vida si llegan a veces a un 70% de certeza es demasiado. Cuando uno encima tiene una tendencia bastante racional para encarar las cosas o, dicho en criollo, es un mambero que necesita pensar hasta el mínimo detalle para evaluar su efectividad, cada paso es una mochila muy pesada que levantar. Envidio a mucha gente que es más suelta de cuerpo para llevar adelante su vida. He aprendido mucho de ellas, y creo que avancé grandes pasos en ese terreno, aún así, mi naturaleza sigue MUY presente, para qué mentirnos?
Por otra parte, al mudarse, por así decirlo, sin importar las distancias, uno va a buscar echar raíces. Y vivir en otro país, se quiera o no, me implicó adaptarme, establecerme, crear de la nada una nueva forma de vida. NZ trae consigo una peculiar sensación de seguridad y la vida es amena. De todas formas está un costado que rompe ciertas estructuras: los afectos.
Cuando recién arribé a NZ no estaba solo, eran Uds. quienes sostuvieron los cimientos de esta experiencia. Era para quienes escribía (y escribo) cada línea y a quienes deseaba pudieran vivir conmigo los fascinantes escenarios que iba conociendo. Esos llamados telefónicos que me recargaban las pilas cuando venía bajoneado. Los mails, los chats, los skypes...la alegría que me inunda al saber que van a ser padres, que el laburo va viento en popa o que están contentos porque sacaron el registro por primera vez y manejaron de Banfield a Longchamps solos...tantas cosas.
Pero aún sí las decisiones no son fáciles, y la vida va construyéndose día a día sin esperarnos. Después de llegar con nada y hoy en día haber conseguido un magnífico lugar para vivir, sentado en el deck de la casa escribiendo mientras el verde que tanto me gusta refleja luz. Al estar en un muy lindo país y haber rearmado mi vida, me encontré en una encrucijada que no esperaba. Si bien la última vez que estuve en Arg. me costó mucho volver, es ahora que pensar en volver a Arg. a empezar de 0 de nuevo es algo que nunca creí iba a ser tan cuesta arriba.
Decisiones...de eso se trata. Y las decisiones involucran grandes emociones...
Yo tengo miedo,
Tengo incertidumbre,
Tengo sueños,
Tengo ansiedad,
Tengo una cabeza carburando a 100 mil revoluciones por minuto...
Y tengo un pasaje sólo ida a Argentina.
"La felicidad sólo es real cuando se comparte"
sábado, 9 de octubre de 2010
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